martes, 21 de octubre de 2008

Una Historia Personal de Lenguas

Cuando yo era niño la lengua francesa siempre me pareció una lengua de cultura alta, de los intelectuales, y una lengua de pasión y amor. Un año mi familia me compró unas herramientas pequeñas para aprender la lengua: un libro con frases básicas y un disco compacto para que yo pudiera oír cómo se pronuncia. Los usaba por unos años para asimilar palabras y frases, pero era bastante difícil continuar esta educación personal mientras iba a la escuela para aprender otras cosas completamente diferentes. Así que paraba de leer mi libro y escuchar mi disco compacto hasta que estuvo solo una memoria. Al final cuando estuve estudiante del colegio tenía la oportunidad de tomar unas clases de español. Aunque son dos lenguas diferentes, los dos son de latín y por eso son muy parecidos. Paso a paso aprendía que el español me parecía el más fácil por razón de los años en que he estudiado el francés. Durante mi año final del colegio tenía el deseo de regresar a aprender el francés, así que compré el libro “cinco cientos y uno verbos franceses”. Todavía quiero tomar una clase del francés y asegurar que los años que yo pedía aprendiendo el francés no estuvieran malgastados. Me gustaría viajar a Francia, España, y, ojalá que yo aprende también el italiano, Italia. Espero usar estas lenguas un día para facilitar comunicación mundial y ayuda a algún compañía crecer a un tamaño internacional.

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