Compromismos Necesarios

Este fin de semana, voy a asistir a la boda de unas de mis amigas de niñez. Normalmente, me gusta asistir sucesos como bodas, porque es una oportunidad para abandonar los vaqueros y las camisas que llevamos a la escuela, y porque la atmósfera es moderada. El problema es que mi amiga y su comunidad, y yo, son un poquito enajenados. Cuando tenía años suficientes para hacer mis propios decisiónes, empezaba a pasar menos tiempo con ellos, para buen razón. A las personas de esta comunidad le gustan mucho mucho juzgar otras personas. Son chismosos extraordinarios. Por ejemplo, les encantan encontrar que usted no asiste una escuela tan prestigiosa que la de sus hijos asisten. O de usted no saca notas tan buenas que las de sus hijos sacan. O de sus padres ganan menos dinero que ellos. Esa actitud es muy trivial, y no quiero ningún parte de la. Pero, a lo mismo tiempo, no quiero ser infantile por rechazando la invitación. Algunas veces, es necesario a tartar con personas quién tienen filosofías muy diferentes que las de usted. Va a ser una noche interesante.